viernes, 3 de septiembre de 2010

Juceca

A Juceca lo conocí una tarde en mi trabajo, con sus grandes bigotes blancos y largos. Le di la mano y me presenté, hablamos de literatura unos minutos y le regalé uno de mis libros. Se fue contento.
Tenía setenta y cinco años, unos meses después se marchó para siempre.
Hacía poco tiempo que estaba otra vez en la televisión haciendo un programa que se llamaba: "Tarde piaste" que era un micro que salía por el canal oficial al final de la programación. En él contaba anécdotas o algunos de sus cuentos de "Don Verídico", con sus estilo parsimonioso y su voz algo cascada por los años, pero siempre en ese tono cómplice que despertaba nuestra hilaridad.

Su último gran trabajo fue como actor en la película uruguaya: "El viaje hacia el mar", sobre un cuento de Morosoli. En ella, hacía de "7 y 3: 10", el quinielero del pueblo.

Yo había conocido su obra de Don Verídico siendo aún un niño, cuando Luis Landriscina vestido de gaucho viejo relataba por la televisión esos cuentos de humor surrealista.

Había nacido en Montevideo, con el nombre de Julio César Castro, que luego abrevió bajo el seudónimo de "Juceca", y escribió una gran cantidad de historias fantásticas con el tema en común del boliche "El Resorte" por donde desfilaban siempre personajes insólitos que venían a romper la modorra de los parroquianos habituales: la Duvija, el Tape olmedo, Rosadito Verdoso, el gato Barcino...

Sus personajes fueron apareciendo por la radio, la televisión, las revistas y luego fueron recopilados en libros en varios volúmenes. Todavía quedan algunos relatos inéditos que cada tanto van editando.
También escribió otros libros con anécdotas e historias inverosímiles y crónicas de cine, siempre con ese humor que lo caracterizó.

Ahora debe andar por el cielo contando sus historias acodado en el mostrador de su eterno boliche para acompañar a los parroquianos que lo habitan, con una sonrisa en sus rostros.

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