martes, 23 de octubre de 2012

“Ray Bradbury: El mago de las palabras”


Uno de los mejores escritores en lengua inglesa y un poeta por el uso de sus imágenes y sus metáforas. Se lo llamó “el poeta de la Ciencia Ficción”, pero él prefería que lo llamaran “el mago de las palabras”

 Raymond Douglas Bradbury, nació en Waukegan, Illinois, USA el 22 de agosto de 1920.  Era el tercer hijo de Leonard Spaulding Bradbury, un trabahador y Esther Marie Bradbury, ama de casa.

Desde niño le fascinó el cine. Admiraba sobretodo a Lon Chaney, por películas como “El fantasma de la Opera”. Deseaba emular a su actor preferido. “Quería estar en un escenario pero nunca recordaba mis frases, así que fue mejor escribirlas.”

De niño leía las historias de Buck Rogers y otros héroes intergalácticos que salían publicadas en revistas. Como los demás niños se burlaban de él, por eso, un día tiró todas las revistas que tenía. Después se sintió tan mal que decidió no volver a hacer caso a lo que le dijeran y comenzó a coleccionar todo lo que le gustaba. Ya de mayor tenía en su casa todo tipo de objetos del cine, peluches, postales, videos y por supuesto revistas y un sin fin de libros que abarrotaban su estudio. Muchos de esos objetos enviados por sus lectores y admiradores.

Cuando de mayor, se burlaban de él en la calle y le gritaban: “Adiós, Buck Rogers” o “Adiós Flash Gordon”, él los paraba y les decía: “Señora, Señor, ¿no me daría su teléfono para que yo lo llame?”. Años después cuando el hombre llegó a la Luna, Bradbury los llamaba sólo para insultarlos –contó más de una vez.

Después que terminó la secundaria, se puso a vender periódicos en las esquinas y de noche se iba a la biblioteca a leer. Allí se “graduó”. También allí comenzó a escribir. Pedía una máquina en la biblioteca de la Universidad de California, Los Angeles y transcribía todo lo que le venía a la cabeza. ”Me enseñó Shakespeare, me enseñó Jules Verne, Edgar Allan Poe me dijo que escribiera, John Carter de Marte y H.G. Wells y el hombre invisible”

“Ese es el camino a seguir, siempre mirando para arriba, nunca para abajo” – decía.

Pasó varios años escribiendo y mandando cuentos a distintas revistas y siempre le devolvían sus trabajos.

Tenía 21 años cuando le pagaron por un cuento, se llamaba “El péndulo”.

Cuando se casó, su mujer: Maggie, debía mantenerlo pues sólo ganaba 3 dólares a la semana o menos. En 1950 había duplicado esa cifra.

 “Crónicas Marcianas” fue su primer gran éxito y uno de sus mejores libros. No es una novela sino una colección de cuentos con un ambiente común: Marte. El editor le dijo que los ordenara y le diera forma de novela. Así el primer cuento que había escrito “El picnic de 1 millón de años” fue el último cuento del libro. Sus imágenes de los humanos conquistando el planeta rojo y destruyendo las formas de vida que allí existen siguen siendo tan interesantes como entonces.

“El hombre ilustrado” fue su siguiente libro. También una colección de cuentos, más fantásticos.

Su primera novela y quizás el libro más famoso, se lo contó Hitler –decía él –cuando quemó los libros en Berlin. ”Cuando vi lo que había hecho lo odié profundamente. Tenía que hacer algo y escribí Farenheit 451” También se puede ver como un libro contra la censura y una crítica a la “persecución de brujas llevada en los Estados Unidos por el Senador Mc Carthy, por la misma época.

”Esta novela fue llevada al cine por el excelente director francés Francois Truffau en 1967.

Su autor no quedó cien por ciento conforme pero de todas formas la consideró una gran película. Cada vez que veía el final, se emocionaba.

Esa no fue la única vez que tuviera relación con el cine. De hecho, también se hizo una película con algunos de los cuentos de “El hombre ilustrado” y también 3 películas de 2 horas cada una para la Televisión, sobre cuentos de “Crónicas Marcianas”, en las que actuaría el famoso actor Rock Hudson.

Además, fue llamado por el director John Houston para que escribiera el guión de la película “Moby Dick” del año 1961, con la actuación de Gregory Peck.

Colaboró con libretos para la serie “Alfred Hitchcock presenta” y también para la “Dimensión Desconocida”. Años después tendría también su propia serie: “El teatro de Ray Bradbury” donde adaptaría algunos de sus cuentos.

 Bradbury escribió más de 30 libros de cuentos y novelas, además de poesía, teatro, libros para niños...

Entre ellos: “Las doradas manzanas del Sol” (1953), “El país de Octubre” (1955), “Las maquinarias de la alegría” (1964), “Después de la medianoche” (terror) (1976), “Fantasmas de lo nuevo” (1984), “Más rápido que la vista” (1997); todos ellos libros de cuentos. Y las novelas: “El vino del Estío” (1957), “La Feria de las tinieblas” (1962), “El árbol de las brujas” (1972), “La muerte es un asunto solitario” (policial) “Cementerio para lunáticos” (terror) y “Ahmed y las maquinarias del olvido” (para niños – 1999)

Leer a Bradbury, aún en traducciones al castellano, es un verdadero placer. Cada libro es poesía pura. El manejo que logra con las metáforas y la belleza de las imágenes realmente demuestran su talento.

En español, casi toda su obra la editó Minotauro. Cuentos como “La sirena” -que según John Houston olía a Melville y por eso lo llamó para hacer el guión de su película- ya se han vuelto clásicos. El picnic de un millón de años, La pradera –donde inventa la Realidad Virtual; El sonido de un trueno, en que se hacen viajes a la prehistoria para cazar Dinosaurios y al volver a su tiempo la realidad ha cambiado, son otros de sus cuentos clásicos.

Obtuvo numerosos premios, entre ellos: una mención al Pulitzer.

Como si todo esto fuera poco, diseñó el pabellón estadounidense en la Feria Mundial de Nueva York en 1964 y la Nave Tierra para Epcot Center de Disneyworld.

Siempre se consideró a sí mismo como un escritor de fantasía. “Sólo escribí un libro de Ciencia Ficción: Farenheit 451” –decía.

Pero siempre tuvo la vista puesta en el futuro.  “Nunca he conducido un coche. No me gusta viajar en avión. Pero hace semanas operé un Rover en Marte”

En 1950 al salir de un restaurante un policía los detuvo porque iban caminando por Los Angeles. Esa noche escribió un cuento: “El peatón”.

Hizo un ensayo  muy interesante que se llama: “El Zen en el arte de escribir”. Allí él habla de cómo escribía.  “Hay que dejar que el Inconsciente fluya sin detenerlo”

 “Nunca he trabajado por dinero, tampoco buscaba una carrera. Decidí ser escritor a los 3 años, empecé a escribir a los 12 y he escrito desde entonces para sentirme a gusto.”

“Escribo por amor y ese es mi único consejo: Ama lo que escribes y escribe lo que amas”  “El momento más feliz de mi vida es levantarme cada mañana y ponerme a escribir”

En 1999, sufrió un derrame cerebral pero continuó escribiendo

En los últimos años, ya no veía muy bien y tampoco oía, así que una de sus hijas: Alexandra que vivía en Arizona escribía lo que él le dictaba y ella se los devolvía por fax para la corrección.

Decía que quería ser cremado y que enviaran sus cenizas a Marte en una lata de tomate. No sabemos si eso se cumplió.

Falleció a los 91 años en su casa de Los Angeles el 7 de junio de 2012. Pero su obra quedará por siempre, con la admiración de todos los que hemos sido sus seguidores.